sábado, 21 de marzo de 2020

RELIGIÓN OCTAVO


Bienvenid@s al blog

Este blog fue creado con la finalidad  de desarrollar algunos temas y actividades en el ámbito religioso. Espero que su contenido resulte de mucho interés, divertido y útil.


PRIMER PERIODO
1. JESÚS
2. CRISTO
3. HIJO ÚNICO DE DIOS
4. SEÑOR

SEGUNDO PERIODO
1. POR QUÉ EL VERBO SE HIZO CARNE?
2. LA ENCARNACIÓN
3. Verdadero Dios y verdadero hombre
4. CÓMO ES EL HOMBRE EL HIJO DE DIOS? I
A. EL ALMA Y EL CONOCIMIENTO HUMANO DE CRISTO
B. LA VOLUNTAD HUMANA DE CRISTO
5. CÓMO ES EL HOMBRE EL HIJO DE DIOS? II
C. EL VERDADERO CUERPO DE CRISTO
D. EL CORAZÓN DEL VERBO ENCARNADO
6. CÓMO ES EL HOMBRE EL HIJO DE DIOS? III
E. CONCEBIDO POR OBRA Y GRACIAS DEL ESPÍRITU SANTO
F. NACIÓ DE SANTA MARÍA VIRGEN
7. CÓMO ES EL HOMBRE EL HIJO DE DIOS? IV
G. LA PREDESTINACIÓN DE MARÍA
H. LA INMACULADA CONCEPCIÓN
8. CÓMO ES EL HOMBRE EL HIJO DE DIOS? V
I. HÁGASE EN MI SEGÚN TU PALABRA
J. LA MATERNIDAD DIVINA DE MARÍA
9. CÓMO ES EL HOMBRE EL HIJO DE DIOS? VI
K. LA VIRGINIDAD DE MARÍA
L. MARÍA SIEMPRE VIRGEN
10. LA MATERNIDAD VIRGINAL DE MARÍA EN EL DESIGNIO DE DIOS
11. TODA LA VIDA DE CRISTO ES UN MISTERIO

TERCER Y CUARTO PERIODO
1. LOS MISTERIO DE LA INFANCIA Y DE LA VIDA OCULTA DE JESÚS
2. LOS MISTERIOS DE LA VIDA PÚBLICA DE JESÚS
3. JESÚS Y LA LEY
4. JESÚS Y EL TIEMPO
5. JESÚS Y LA FE DE ISRAEL EN EL DIOS ÚNICO
6. EL PROCESO DE JESÚS
7. LA MUERTE REDENTORA DE CRISTO EN EL DESIGNIO DIVINO DE LA SALVACIÓN
8. CRISTO SE OFRECIÓ A SU PADRE POR NUESTROS PECADOS.

CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA

PRIMER PERIODO: “CREO EN JESUCRISTO, HIJO ÚNICO DE DIOS”
1. Jesús 
2. Cristo 
3. Hijo único de Dios 
4. Señor

1. JESÚS
Jesús quiere decir en hebreo: "Dios salva". En el momento de la anunciación, el ángel Gabriel le dio como nombre propio el nombre de Jesús que expresa a la vez su identidad y su misión. Ya que "¿quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?", es Él quien, en Jesús, su Hijo eterno hecho hombre "salvará a su pueblo de sus pecados". En Jesús, Dios recapitula así toda la historia de la salvación en favor de los hombres.

En la historia de la salvación, Dios no se ha contentado con librar a Israel de "la casa de servidumbre" haciéndole salir de Egipto. Él lo salva además de su pecado. Puesto que el pecado es siempre una ofensa hecha a Dios, sólo Él es quien puede absolverlo. Por eso es por lo que Israel, tomando cada vez más conciencia de la universalidad del pecado, ya no podrá buscar la salvación más que en la invocación del nombre de Dios Redentor.

El nombre de Jesús significa que el Nombre mismo de Dios está presente en la Persona de su Hijo hecho hombre para la Redención universal y definitiva de los pecados. Él es el Nombre divino, el único que trae la salvación y de ahora en adelante puede ser invocado por todos porque se ha unido a todos los hombres por la Encarnación de tal forma que "no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos".

2. CRISTO
Cristo viene de la traducción griega del término hebreo "Mesías" que quiere decir "ungido". Pasa a ser nombre propio de Jesús porque Él cumple perfectamente la misión divina que esa palabra significa. En efecto, en Israel eran ungidos en el nombre de Dios los que le eran consagrados para una misión que habían recibido de Él. Este era el caso de los reye, de los sacerdotes y, excepcionalmente, de los profetas. Este debía ser por excelencia el caso del Mesías que Dios enviaría para instaurar definitivamente su Reino. El Mesías debía ser ungido por el Espíritu del Señor a la vez como rey y sacerdote pero también como profeta. Jesús cumplió la esperanza mesiánica de Israel en su triple función de sacerdote, profeta y rey.

El ángel anunció a los pastores el nacimiento de Jesús como el del Mesías prometido a Israel: "Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor". Desde el principio él es "a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo", concebido como "santo" en el seno virginal de María. José fue llamado por Dios para "tomar consigo a María su esposa" encinta "del que fue engendrado en ella por el Espíritu Santo" para que Jesús "llamado Cristo" nazca de la esposa de José en la descendencia mesiánica de David.

La consagración mesiánica de Jesús manifiesta su misión divina. "Por otra parte eso es lo que significa su mismo nombre, porque en el nombre de Cristo está sobreentendido Él que ha ungido, Él que ha sido ungido y la Unción misma con la que ha sido ungido: Él que ha ungido, es el Padre. Él que ha sido ungido, es el Hijo, y lo ha sido en el Espíritu que es la Unción". Su eterna consagración mesiánica fue revelada en el tiempo de su vida terrena, en el momento de su bautismo, por Juan cuando "Dios le ungió con el Espíritu Santo y con poder",  "para que él fuese manifestado a Israel" como su Mesías. Sus obras y sus palabras lo dieron a conocer como "el santo de Dios".

3. HIJO ÚNICO DE DIOS
Hijo de Dios, en el Antiguo Testamento, es un título dado a los ángeles, al pueblo elegido, a los hijos de Israel y a sus reyes significa entonces una filiación adoptiva que establece entre Dios y su criatura unas relaciones de una intimidad particular. Cuando el Rey-Mesías prometido es llamado "hijo de Dios" (1 Cro 17, 13-15; Sal 2, 7-9), no implica necesariamente, según el sentido literal de esos textos, que sea más que humano. Los que designaron así a Jesús en cuanto Mesías de Israel (Mt 27, 54-56), quizá no quisieron decir nada más (Lc 23, 47-49).

No ocurre así con Pedro cuando confiesa a Jesús como "el Cristo, el Hijo de Dios vivo" (Mt 16, 16-18) porque Jesús le responde con solemnidad "no te ha revelado esto ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos" (Mt 16, 17-19). Paralelamente Pablo dirá a propósito de su conversión en el camino de Damasco: "Cuando aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo para que le anunciase entre los gentiles..." (Ga 1,15-17). "Y en seguida se puso a predicar a Jesús en las sinagogas: que él era el Hijo de Dios" (Hch 9, 20-22). Este será, desde el principio (1 Ts 1, 10-12), el centro de la fe apostólica (Jn 20, 31-33) profesada en primer lugar por Pedro como cimiento de la Iglesia (Mt 16, 18-20).

Si Pedro pudo reconocer el carácter trascendente de la filiación divina de Jesús Mesías es porque éste lo dejó entender claramente. Ante el Sanedrín, a la pregunta de sus acusadores: "Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?", Jesús ha respondido: "Vosotros lo decís: yo soy" (Lc 22, 70-72;Mt 26, 64-66; Mc 14, 61-63). Ya mucho antes, Él se designó como el "Hijo" que conoce al Padre (Mt 11, 27; 21, 37-38), que es distinto de los "siervos" que Dios envió antes a su pueblo (Mt 21, 34-36), superior a los propios ángeles (Mt 24, 36-38). Distinguió su filiación de la de sus discípulos, no diciendo jamás "nuestro Padre" (Mt 5, 48-50; 6, 8-10; 7, 21-23; Lc 11, 13-15) salvo para ordenarles "vosotros, pues, orad así: Padre Nuestro" (Mt 6, 9-11); y subrayó esta distinción: "Mi Padre y vuestro Padre" (Jn 20, 17-19).

4. SEÑOR
EL Señor se convierte desde entonces en el nombre más habitual para designar la divinidad misma del Dios de Israel. El Nuevo Testamento utiliza en este sentido fuerte el título "Señor" para el Padre, pero lo emplea también, y aquí está la novedad, para Jesús reconociéndolo como Dios (1 Co 2,8-10).

El mismo Jesús se atribuye de forma velada este título cuando discute con los fariseos sobre el sentido del Salmo 109 (Mt 22, 41-46; cf. también Hch 2, 34-36; Hb 1, 13-15), pero también de manera explícita al dirigirse a sus Apóstoles (Jn 13, 13-15). A lo largo de toda su vida pública sus actos de dominio sobre la naturaleza, sobre las enfermedades, sobre los demonios, sobre la muerte y el pecado, demostraban su soberanía divina.

Con mucha frecuencia, en los evangelios, hay personas que se dirigen a Jesús llamándole "Señor". Este título expresa el respeto y la confianza de los que se acercan a Jesús y esperan de Él socorro y curación (Mt 8, 2-4; 14, 30-32; 15, 22-24, etc.). Bajo la moción del Espíritu Santo, expresa el reconocimiento del misterio divino de Jesús (Lc 1, 43-45; 2, 11-13). En el encuentro con Jesús resucitado, se convierte en adoración: "Señor mío y Dios mío" (Jn 20, 28-30). Entonces toma una connotación de amor y de afecto que quedará como propio de la tradición cristiana: "¡Es el Señor!" (Jn 21, 7-9).

ACTIVIDAD EN CLASE
CITAS BÍBLICAS
1. (Lc 1, 31-33; Mc 2,7-9; Mt 1, 21-23; Dt 5,6-8; Sal 79, 9; Hch 5, 41-43; Jn 3, 7-9; Hch 2, 21-23; Rm 10, 6-13; Hch 4, 12-14)
2. (St 2, 7-9; Ex 29, 7-9; Lv 8, 12-14; 1 R 19, 16-18; Hch 4, 26-28; Za 4, 14-16; Za 6, 13-15, Is 61, 1-3; Lc 4, 16-21; Lc 2, 11-13)
3. (Dt 32, 8-10; Jb 1, 6-8; Ex 4, 22-24; Os 11, 1-3; Jr 3, 19-21; Si 36,11-13; Sb 18, 13-15; Dt 14, 1-3;Os 2, 1-3; 2S 7,14-16)
Nota: Debes formular y responder dos preguntas

SEGUNDO PERIODO: “EL HIJO DE DIOS SE HIZO HOMBRE”
1. Por qué el verbo se hizo carne?
2. La encarnación
3. Verdadero hombre, verdadero Dios
4. Cómo es el hombre el hijo de Dios? I
a. El alma y el conocimiento humano de Cristo
b. La voluntad humana de Cristo
5. Cómo es el hombre el hijo de dios? II
c. El verdadero cuerpo de Cristo
d. El corazón del verbo encarnado
6. Cómo es el hombre el hijo de Dios? III
e. Concebido por obra y gracias del Espíritu Santo
f. Nació de Santa María Virgen
7. Cómo es el hombre el hijo de Dios? IV
g. La predestinación de María
h. La inmaculada concepción
8. Cómo es el hombre el hijo de Dios? V
i. Hágase en mi según tu palabra
j. La maternidad divina de María
9. Cómo es el hombre el hijo de Dios? VI
k. La virginidad de María
l. María siempre Virgen
10. La maternidad virginal de María en el designio de Dios
11. Toda la vida de cristo es un misterio

1. POR QUÉ EL VERBO SE HIZO CARNE
Con el Credo Niceno-Constantinopolitano respondemos confesando: "Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre".

El Verbo se encarnó para salvarnos reconciliándonos con Dios: "Dios nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados" (1 Jn 4, 10-12). "El Padre envió a su Hijo para ser salvador del mundo" (1 Jn 4, 14-16). "Él se manifestó para quitar los pecados" (1 Jn 3, 5-7).

El Verbo se encarnó para que nosotros conociésemos así el amor de Dios: "En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él" (1 Jn 4, 9-11). "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Jn 3, 16-18).

2. LA ENCARNACIÓN
La Iglesia llama "Encarnación" al hecho de que el Hijo de Dios haya asumido una naturaleza humana para llevar a cabo por ella nuestra salvación. En un himno citado por san Pablo, la Iglesia canta el misterio de la Encarnación: (Jn 1, 14-16)

«Tened entre vosotros los mismos sentimientos que tuvo Cristo: el cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz» (Flp 2, 5-8)

La carta a los hebreos habla del mismo misterio:
«Por eso, al entrar en este mundo, Cristo dice: No quisiste sacrificio y oblación; pero me has formado un cuerpo. Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron. Entonces dije: ¡He aquí que vengo a hacer, oh Dios, tu voluntad!» (Hb 10, 5-7; Sal 40, 7-9).

La fe en la verdadera encarnación del Hijo de Dios es el signo distintivo de la fe cristiana: "Podréis conocer en esto el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo, venido en carne, es de Dios" (1 Jn 4, 2-4). Esa es la alegre convicción de la Iglesia desde sus comienzos cuando canta "el gran misterio de la piedad": "Él ha sido manifestado en la carne" (1 Tm 3, 16-18).

3. VERDADERO DIOS Y VERDADERO HOMBRE
El acontecimiento único y totalmente singular de la Encarnación del Hijo de Dios no significa que Jesucristo sea en parte Dios y en parte hombre, ni que sea el resultado de una mezcla confusa entre lo divino y lo humano. Él se hizo verdaderamente hombre sin dejar de ser verdaderamente Dios. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. La Iglesia debió defender y aclarar esta verdad de fe durante los primeros siglos frente a unas herejías que la falseaban.

Las primeras herejías negaron menos la divinidad de Jesucristo que su humanidad verdadera. Desde la época apostólica la fe cristiana insistió en la verdadera encarnación del Hijo de Dios, "venido en la carne" (1 Jn 4, 2-4; 2 Jn 7-9), que Jesucristo es Hijo de Dios por naturaleza y no por adopción. En su Credo el Hijo de Dios es «engendrado, no creado, "de la misma substancia" que el Padre» y condenó a Arrio que afirmaba que "el Hijo de Dios salió de la nada" y que sería "de una substancia distinta de la del Padre".

4. ¿CÓMO ES HOMBRE EL HIJO DE DIOS? I:
“El Hijo de Dios, trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejante a nosotros, excepto en el pecado” (GS 22, 2).

a. El alma y el conocimiento humano de Cristo
En Cristo el Verbo había sustituido al alma o al espíritu. Contra este error la Iglesia confesó que el Hijo eterno asumió también un alma racional humana.

Esta alma humana que el Hijo de Dios asumió está dotada de un verdadero conocimiento humano. Como tal, éste no podía ser de por sí ilimitado: se desenvolvía en las condiciones históricas de su existencia en el espacio y en el tiempo. Por eso el Hijo de Dios, al hacerse hombre, quiso progresar "en sabiduría, en estatura y en gracia" (Lc 2, 52-54) e igualmente adquirir aquello que en la condición humana se adquiere de manera experimental (Mc 6, 38-40; 8, 27-29; Jn 11, 34-36). Eso correspondía a la realidad de su anonadamiento voluntario en "la condición de esclavo" (Flp 2, 7-9).

b. La voluntad humana de Cristo
De manera paralela, la Iglesia confesó en el sexto Concilio Ecuménico que Cristo posee dos voluntades y dos operaciones naturales, divinas y humanas, no opuestas, sino cooperantes, de forma que el Verbo hecho carne, en su obediencia al Padre, ha querido humanamente todo lo que ha decidido divinamente con el Padre y el Espíritu Santo para nuestra salvación. La voluntad humana de Cristo "sigue a su voluntad divina sin hacerle resistencia ni oposición, sino todo lo contrario, estando subordinada a esta voluntad omnipotente".

5. ¿CÓMO ES HOMBRE EL HIJO DE DIOS? II:
c. El verdadero cuerpo de Cristo
Como el Verbo se hizo carne asumiendo una verdadera humanidad, el cuerpo de Cristo era limitado. Por eso se puede "pintar" la faz humana de Jesús (Ga 3,2-4). En el séptimo Concilio ecuménico, la Iglesia reconoció que es legítima su representación en imágenes sagradas.

Al mismo tiempo, la Iglesia siempre ha admitido que, en el cuerpo de Jesús, Dios "que era invisible en su naturaleza se hace visible" (Misal Romano, Prefacio de Navidad). En efecto, las particularidades individuales del cuerpo de Cristo expresan la persona divina del Hijo de Dios. Él ha hecho suyos los rasgos de su propio cuerpo humano hasta el punto de que, pintados en una imagen sagrada, pueden ser venerados porque el creyente que venera su imagen, "venera a la persona representada en ella" (Concilio de Nicea II: DS, 601).

d. El Corazón del Verbo encarnado
Jesús, durante su vida, su agonía y su pasión nos ha conocido y amado a todos y a cada uno de nosotros y se ha entregado por cada uno de nosotros: "El Hijo de Dios me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Ga 2, 20-22). Nos ha amado a todos con un corazón humano. Por esta razón, el sagrado Corazón de Jesús, traspasado por nuestros pecados y para nuestra salvación (Jn 19, 34-36), "es considerado como el principal indicador y símbolo de aquel amor con que el divino Redentor ama continuamente al eterno Padre y a todos los hombres".

6. ¿CÓMO ES HOMBRE EL HIJO DE DIOS? III:
e. “Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen»
La Anunciación a María inaugura "la plenitud de los tiempos"(Ga 4, 4-6), es decir, el cumplimiento de las promesas y de los preparativos. María es invitada a concebir a aquel en quien habitará "corporalmente la plenitud de la divinidad" (Col 2, 9-11). La respuesta divina a su "¿cómo será esto, puesto que no conozco varón?" se dio mediante el poder del Espíritu: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti" (Lc 1, 34-37).

f. Nació de Santa María Virgen
Lo que la fe católica cree acerca de María se funda en lo que cree acerca de Cristo, pero lo que enseña sobre María ilumina a su vez la fe en Cristo.

7. ¿CÓMO ES HOMBRE EL HIJO DE DIOS? IV:
g. La predestinación de María
"Dios envió a su Hijo", pero para "formarle un cuerpo" (Hb 10, 5-7) quiso la libre cooperación de una criatura. Para eso desde toda la eternidad, Dios escogió para ser la Madre de su Hijo a una hija de Israel, una joven judía de Nazaret en Galilea, a "una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María" (Lc 1, 26-28):

h. La Inmaculada Concepción
La bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda la mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano.

8. ¿CÓMO ES HOMBRE EL HIJO DE DIOS? V:
i. “Hágase en mí según tu palabra ..."
Al anuncio de que ella dará a luz al "Hijo del Altísimo" sin conocer varón, por la virtud del Espíritu Santo (Lc 1, 28-38), María respondió por "la obediencia de la fe" (Rm 1, 5-7), segura de que "nada hay imposible para Dios": "He aquí la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra". Así, dando su consentimiento a la palabra de Dios, María llegó a ser Madre de Jesús y, aceptando de todo corazón la voluntad divina de salvación, sin que ningún pecado se lo impidiera, se entregó a sí misma por entero a la persona y a la obra de su Hijo, para servir, en su dependencia y con él, por la gracia de Dios.

j. La maternidad divina de María
Llamada en los Evangelios "la Madre de Jesús"(Jn 2, 1-3; 19, 25-27; Mt 13, 55-57), María es aclamada bajo el impulso del Espíritu como "la madre de mi Señor" desde antes del nacimiento de su hijo (Lc 1, 43-45). En efecto, aquél que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia confiesa que María es verdaderamente Madre de Dios.

9. ¿CÓMO ES HOMBRE EL HIJO DE DIOS? VI:
k. La virginidad de María
Desde las primeras formulaciones de la fe, la Iglesia ha confesado que Jesús fue concebido en el seno de la Virgen María únicamente por el poder del Espíritu Santo, afirmando también el aspecto corporal de este suceso: Jesús fue concebido, esto es, sin semilla de varón, por obra del Espíritu Santo. Los Padres ven en la concepción virginal el signo de que es verdaderamente el Hijo de Dios el que ha venido en una humanidad como la nuestra

l. María, "siempre Virgen"
La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre. En efecto, el nacimiento de Cristo "lejos de disminuir consagró la integridad virginal" de su madre.

10. LA MATERNIDAD VIRGINAL DE MARÍA EN EL DESIGNIO DE DIOS
Jesús fue concebido por obra del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María porque él es el Nuevo Adán (1 Co 15, 45-47) que inaugura la nueva creación: "El primer hombre, salido de la tierra, es terreno; el segundo viene del cielo" (1 Co 15, 47-49). La humanidad de Cristo, desde su concepción, está llena del Espíritu Santo porque Dios "le da el Espíritu sin medida" (Jn 3, 34-36). De "su plenitud", cabeza de la humanidad redimida (Col 1, 18-20), "hemos recibido todos gracia por gracia" (Jn 1, 16-17).

11. TODA LA VIDA DE CRISTO ES UN MISTERIO
Respecto a la vida de Cristo, el Símbolo de la Fe no habla más que de los misterios de la Encarnación (concepción y nacimiento) y de la Pascua (pasión, crucifixión, muerte, sepultura, descenso a los infiernos, resurrección, ascensión). No dice nada explícitamente de los misterios de la vida oculta y pública de Jesús, pero los artículos de la fe referente a la Encarnación y a la Pascua de Jesús iluminan toda la vida terrena de 






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